Este artículo se interesa por los conceptos de utopía y distopía en la ficción española contemporánea, más concretamente a través del análisis de la novela El valle de las gigantas (2000) de Gustavo Martín Garzo. Sin situarse a primera vista dentro de los marcos utópicos y distópicos, la escritura juega con las características de ambos géneros literarios y plantea otra perspectiva: la del linde. El bosque, epicentro de este imaginario novelesco, se asemeja a un paraíso perdido y, para retomar la etimología de la utopía (ou-topos), a un lugar de ninguna parte en el que residen todos los encantos y desencantos. En la estela de Utopía de Tomás Moro y de los relatos de aventuras fantasiosas, la experiencia fantástica del Valle de las gigantas permite también una reflexión política sobre la guerra civil, sus albores y la derrota republicana. A la orilla de la realidad, el relato de Héctor a su nieto Lázaro se enmarca en una transmisión que entreteje memoria e Historia. Se trata entonces de volver a considerar el bosque como un lugar distinto a la vez utópico y distópico en el que palpitan todas las pasiones humanas.